La innovación en la empresa llevada a la práctica

La innovación en la empresa

Se considera un hecho incuestionable que en un mercado global las empresas deben innovar como estrategia defensiva y como medio de obtener ventajas competitivas. Todos los expertos, gurús y analistas de todos los sectores coinciden en la innovación como palanca tractora que asumirá el liderazgo de la economía del futuro. A este pensamiento, yo le añado un apunte más, ¿quizás demasiado rotundo?:

La innovación en una empresa no garantiza el éxito, pero la falta de innovación asegura el fracaso.

La mayor parte de las empresas tienen ya asumido que “hay que innovar”, que si no lo hacen estarán rezagadas respecto de sus competidores y que la diferenciación asociada a la innovación constituye el distintivo de progreso de una empresa o, al menos, un motor para minimizar las consecuencias de la crisis y posicionarse privilegiadamente para el (esperado) cambio de ciclo.

Ahora bien, aunque se sabe que “de alguna manera” la innovación puede hacernos más competitivos como empresa, no suele ser sencillo articular “mecanismos” para transformar los conceptos-objetivos en un plan de acciones concretas y, por extensión, en la consecución de resultados económicos medibles (bajar de las nubes a la tierra transitando de lo teórico a lo práctico).

En este post voy a intentar trasladar nuestra visión de la innovación y algunas directrices para su implantación práctica en una compañía, aprovechando el enfoque de máxima practicidad desplegado en ÁlamoConsulting y que consideramos parte de nuestra cultura de empresa.

¿Por qué crear una Cultura de la innovación?

Quizás en épocas de bonanza no sorprende recordarlo, pero desde el punto de vista de la sostenibilidad de una empresa, potenciar la innovación representa, en nuestra opinión, la mejor receta para afrontar y revertir un período de recesión. Aunque parezca una contradicción, es precisamente en tiempos de baja actividad cuando se exige apostar por una reinvención empresarial, por una reasignación rigurosa de esfuerzos y recursos y, sobre todo, por invertir en rediseñar e incluso crear nuevas líneas-mercados-negocios para salir de la crisis.

Y, como condición necesaria, exige movilizar conciencias y crear una nueva cultura de innovación: crear esta cultura de innovación en una organización, independientemente de su tamaño, siempre ha de sustentarse en construir un “marco” de amplio alcance (organizativo, procedimental, tecnológico y de desarrollo de competencias) orientado a aflorar y recoger las ideas (que surgen tanto dentro de la organización como entre sus grupos de interés), analizarlas, profundizar en ellas, evaluar su viabilidad y poner en práctica las de mayor retorno potencial a largo plazo.

En ÁlamoConsulting podemos decir que, desde nuestros orígenes, hemos avanzado en la construcción de una cultura de innovación por necesidad (como instrumento de supervivencia frente a nuestros competidores) y por vocación (llevamos años disfrutando del desarrollo de nuevos productos y servicios que nos ha permitido diversificar el catálogo de soluciones, ámbitos de negocio, tecnologías y sectores productivos).

¿Cuáles son las bases de la innovación?

La capacidad innovadora de una empresa se basa en cuatro pilares:

  1. Una actitud innovadora deliberada, proactiva y orientada a resultados cuantificables.
  2. La sistematización de los procesos de innovación con ayuda de plataformas de productividad.
  3. Un entorno estimulante de la innovación orientado a maximizar el compromiso de las personas.
  4. El seguimiento y medición de los tres pilares anteriores (resultados, proceso de innovación y personas).

A estos cuatro pilares, nosotros le añadimos uno  que nos resulta imprescindible: combinar proyectos y desarrollos tradicionales de soluciones de valor, con proyectos innovadores que se suceden en el tiempo.

¿Cuál es el mejor método de innovación?

Todas las empresas que deseen innovar necesitan contar con una metodología de gestión de la innovación práctica (un ciclo completo de gestión de la idea), personalizada (perfectamente aplicable a la vida real de la empresa, a su modelo de negocio, a su estructura jerárquica y a los perfiles profesionales existentes) y, sobre todo, que ofrezca resultados económicos cuantificables.

Se abre, por tanto, el debate sobre el mejor modelo de innovación dentro de una amplia diversidad: Innovación abierta-cerrada (combinar o no, dentro del ciclo de innovación, conocimientos-recursos internos con el conocimientos-recursos externos de tu ecosistema de clientes-proveedores-partners…), Innovación dirigida o por objetivos (focalización de esfuerzos en ámbitos concretos que permitan aterrizar la innovación y construir soluciones tangibles, gestionables, rentables y, en todo caso, medibles), etc..

Desde ÁlamoConsulting y, atendiendo a nuestro modelo de compañía, hemos optado por una cultura y modelo de innovación parcialmente abierto (todavía con limitada colaboración de nuestro ecosistema, aunque creciendo) y, sobre todo, dirigida con un plan de acción delimitado y orientado a crear valor haciendo las mismas cosas de forma diferente (por ejemplo, reutilizando-transformando soluciones de unos sectores a otros) e, incluso, haciendo cosas radicalmente nuevas pero siempre y en todo momento orientadas a objetivos cuantificables.

En cualquier caso, es un “modelo coral” que requiere la participación (sincronizada) de múltiples roles y perfiles de la empresa (con distintas dedicaciones), con una organización informal (con mínimos pero exigentes procedimientos para movilizar el talento y la inteligencia colectiva) y orientada a su aplicación práctica y su incorporación a nuestro catálogo de productos, servicios y soluciones a clientes (sólo es innovación si tiene aplicación).

¿Se puede medir la innovación?

¿Cómo podemos medir la innovación?, ¿cómo vamos a convencer a quien planifica y asigna presupuestos de innovación para que siga invirtiendo si no podemos demostrarle con datos algún tipo de rentabilidad?, ¿de qué forma convenceremos a los departamentos que ceden personal para trabajar en equipos de innovación de que el esfuerzo vale la pena?

En ÁlamoConsulting disponemos de un modelo dirigido a definir:

  • Catálogo de indicadores y métricas que permita determinar qué es y qué no es innovación.
  • Catálogo de indicadores y métricas asociado al propio ciclo de la innovación (previa al lanzamiento del producto-solución).
  • Fórmulas de medición del valor aportado por la innovación y el grado de consecución de los objetivos estratégicos de la compañía (posterior al lanzamiento del producto) y que alimentará el ciclo de innovación.

Por tanto se necesita un amplio catálogo de indicadores que den retorno y cierren el ciclo de la innovación: ideas, ideas de valor, prototipos o maquetas (concept car), productos-servicios y productos-servicios comercializados. De esta forma sabremos cuánto hemos conseguido, si hemos alcanzado los objetivos o si necesitamos seguir reinventando el modelo (con nuevas generaciones de innovaciones) para alcanzar nuestras metas.

Nuestro modo de medir cada ciclo de innovación emprendida es  la consecución de proyectos (o, en algunos casos, el apoyo a otras promociones en marcha), un aumento de ingresos por cada nueva línea y la mejora de nuestro posicionamiento en el mercado (emisión de señales al mercado de que afrontamos retos diferenciales).

 Y qué pasa si hay un tropiezo… ¿Existe el fracaso y los riesgos en la innovación?

La respuesta es sí, y como consecuencia es muy importante una adecuada gestión de riesgos en la innovación, un tema que demasiado a menudo se obvia y que en determinadas circunstancias puede hacer que “cualquier maniobra arriesgada pueda ser catastrófica”.

Como decía ayer ERIC SCHMIDT en una entrevista, Consejero delegado de Google, es necesario “permitir el fracaso; si no fallas, no aprendes”. Una empresa que pretenda asentarse en un modelo de innovación a largo plazo como parte de su cultura debe fomentar la aceptación del fracaso, el análisis y aprendizaje de sus causas y la renovación continua de su modelo para minimizar errores  futuros. El aprendizaje y la experiencia, por tanto, son decisivos para la construcción de un modelo de innovación de éxito, máxime en un entorno de máxima incertidumbre.

Conclusión

En ÁlamoConsulting creemos que hemos conseguido poner en práctica los conceptos clave de la innovación dirigida a objetivos y estamos convencidos que, independientemente de circunstancias cambiantes tanto en el mercado como en nuestra propia organización, seguiremos asentados en una cultura de innovación para:

  • Mejorar la calidad de los productos, servicios y soluciones que generamos.
  • Diversificar nuestro portfolio de soluciones, clientes y sectores.
  • Movilizar el talento y estimular la creación de equipos de trabajos motivados y más competentes.
  • Mejorar y divulgar el conocimiento de nuestra empresa.
  • Ser cada vez más competitivos.

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